Hace ya un tiempo que muchos de nosotros pasamos mucho más tiempo frente a una pantalla que frente a una hoja de papel.
Con la irrupción de la era digital, mucho se escribió acerca de la vigencia del libro y de la supuesta “competencia” entre el libro y la PC. No caben dudas que, si bien la inclusión de la imprenta ha marcado un salto cualitativo en el acceso del hombre al conocimiento; la era digital es un nuevo salto que aún vivimos y cuyas dimensiones y proyecciones son todavía difíciles de apreciar.
Uno de los productos de este “salto” es el libro digital, que es una alternativa digital de lectura, que aúna un acceso cada vez más fácil y económico a los textos junto con una gran capacidad de almacenamiento. En un libro digital, podemos almacenar en promedio unos 2000 libros, los podemos organizar temáticamente, señalar el lugar donde estamos leyendo, efectuar búsquedas rápidas, etc.
¿Qué dice la investigación acerca de la lectura digital?
Según diferentes trabajos que se han realizado, la lectura digital es aproximadamente un 20% más lenta que la tradicional. La mayoría de la gente consultada, incluyendo jóvenes y adultos, consideran que “retienen” más cuando leen del papel que cuando lo hacen de una pantalla.
La lectura digital se enfrenta a diferentes desafíos: el diseño de la página no siempre es adecuado, el brillo de la pantalla y la dificultad para “operar” sobre ella, pueden también influir en la percepción de la efectividad de la lectura. El factor tiempo de experiencia frente a la pantalla parece ser relevante. No obstante, por el momento la generación considerada de los “nativos digitales” tampoco parece preferir la lectura digital sobre la tradicional.
La lectura tradicional es lineal, metódica, progresiva. La digital es “diagonal”, hipertextual, compleja y no siempre progresiva. En la lectura tradicional, la gente se orienta por los encabezados, los títulos y el índice como organizador. En la digital; los links y los efectos multimedia son los que orientan la lectura.
En síntesis, la tendencia hoy parece ser que, ante un texto académico que exige rigor y concentración, el lector sigue prefiriendo imprimir y leer. Un texto corto y liviano, puede ser leído digitalmente.
¿Y cuál es el futuro del libro… digital? En mi opinión, el libro digital se incluirá en el repertorio de artefactos culturales a disposición del hombre. En un futuro cercano, posiblemente ya hoy, diferentes sujetos encuentren en diferentes objetos culturales, en forma fija o alternada, el soporte adecuado para saciar sus necesidades, sean éstas de esparcimiento, información, estudio o investigación. El libro digital se incorporará a ese repertorio y nosotros, como adultos, padres y educadores, no podemos dejar de conocerlo, incluirlo en la medida de lo posible en nuestro propio ambiente, y difundirlo también entre nuestros alumnos.
Los invito a comentar sobre la cuestión de la lectura digital.
Bilbiografía específica recomendada:
Chang, S., & Ley, K. (2006). A learning strategy to compensate for cognitive overload in online learning: Learner use of printed online materials. Journal of Interactive Online Learning, 5(1), 104-116.
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